Cómo hacer un monstruo

Conocer las características que debe tener el monstruo literario, puede ayudar a la escritura de una obra de horror más interesante.

En el libro de Noël Carroll, The Philosophy of horror, or Paradoxes of the Heart, se exploran las características que tiene el monstruo en la literatura (novelas y relatos) y en las películas de horror, con lo que se trata de explicar por qué estos seres, a diferencia de otros monstruos (como en los cuentos folclóricos o en la mitología), causan horror, tanto en los personajes como, idealmente, en los lectores.

A través de esta exploración, se puede hacer un esquema de tales características, que puede servir a un autor de guía para la creación de monstruos para sus relatos.

1. Un monstruo es amenazante

El monstruo de una obra de ficción puede ser amistoso (Monsters Inc.), heroico (Swamp Thing), simpático (La familia Munster), ridículo (Scooby-Doo). Pero en la literatura de horror, que tiene como objetivo general asustar, o causarle malestar o incomodidad al lector, la característica más notable de esta criatura es ser amenazante, es decir peligroso.

A) Peligroso de forma concreta

La forma más directa de hacer un monstruo peligroso es hacerlo letal. Una criatura que puede matar o mutilar, es un buen ejemplo de monstruo amenazante. La literatura está llena de ellos: Los cenobitas en Hellraiser (Clive Barker), los híbridos humano/pez en «La sombra sobre Innsmouth» (H.P. Lovecraft), el monstruo en Frankenstein (Mary Shelley), el vampiro en Drácula (Bram Stoker), el papá en El resplandor (Stephen King), la mansión en La maldición de Hill House (Shirley Jackson), el gato en «El gato negro» (Edgar Allan Poe).

Como podemos darnos cuenta, el monstruo en la literatura puede ser un humano común y corriente (King), un ser sobrenatural (Barker, Stoker), un animal (Poe), un objeto o cosa (Jackson) o lo que llamaríamos una aberración (Lovecraft, Shelley).

B) Peligroso de forma abstracta

A veces, el monstruo no es físicamente amenazante, sino psicológica, moral o socialmente. Son seres que no destruyen el cuerpo (o no sólo el cuerpo), sino la identidad («El Horla» de Guy de Maupassant), que trastocan el orden moral establecido (La música de los vampiros de Poppy Z. Brite), o que buscan imponer un nuevo orden social («La sombra sobre Innsmouth»).

También son amenazantes los monstruos que reactivan en el protagonista y el lector algunos temores infantiles, como el miedo a ser devorado o a la castración (Eso de Stephen King; La feria de las tinieblas de Ray Bradbury), o que amenazan con hacer conscientes los miedos y traumas sexuales (Carmilla de Joseph Sheridan le Fanu; «El tapiz amarillo», Charlotte Perkins Gilman).

2. Un monstruo es impuro

Una característica común entre los monstruos en la literatura de horror, a diferencia de otros monstruos, es la repulsión que causan a nivel físico; en otras palabras, los protagonistas de estas historias, reaccionan con asco o rechazo antes estas criaturas, y hacen lo posible por no entrar en contacto con ellas. Esto se debe a la naturaleza intersticial o contradictoria de los monstruos, que presentan un conflicto entre dos o más categorías culturales.

La impureza de los monstruos literarios, se consigue de 5 maneras distintas, a saber:

A) Fusión

La fusión activa el conflicto a través de la combinación de dos o más categorías culturales opuestas, que pueden ser visualmente perceptibles o de un orden ontológico, por ejemplo: vida/muerte (vampiros, momias, zombis); animal/humano («La mosca», de G. Langelaan; los hombres cerdo en La casa en el confín de la Tierra de William Hope Hodgson); animado/inanimado (casas embrujadas, el puzzle en Hellraiser); inteligencia/instinto («El gato negro»); tangible/intangible («El Horla»); inocencia/maldad («La gallina degollada» de Horacio Quiroga).

La fusión se construye al condensar dos opuestos o más, en un mismo personaje (u objeto), que en la literatura de horror, no puede ser otro que el monstruo.

B) Fisión

En el caso de la fisión, los elementos contradictorios se distribuyen en entidades diferentes pero metafísicamente relacionadas, como ocurre con el doble o el changeling.

Fisión temporal. Dos entidades que habitan el mismo espacio (cuerpo), pero en distintos tiempos. Esta fisión divide a un ser en el tiempo. Por ejemplo, la figura del hombre lobo, donde bestia y humano ocupan el mismo espacio/cuerpo, pero en momentos distintos; este monstruo encarna una contradicción categórica (animal/humano) que se distribuye en el tiempo. El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde es el ejemplo más famoso de monstruo creado a través de fisión temporal.

Fisión espacial. Se trata de dos cuerpos separados pero relacionados, una fisión que divide a un ser en el espacio, multiplicándolo. Por ejemplo, el doble en El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde, o cualquier obra sobre el doppelgänger. Esta fisión se realiza en dos modalidades:

  • El doble. Representa lo oscuro, lo oculto o reprimido que sale a la luz, y causa horror al contradecir las categorías culturales, morales o sociales aceptadas. El doble realiza los actos malvados que el original no cometería. «William Wilson» de Poe y Los elíxires del diablo de E.T.A. Hoffmann, son ejemplos de esta forma de fisión.
  • El impostor. El monstruo es un remplazo del original (usualmente humano), o un impostor que trata de hacerse pasar por él. Si el impostor realmente lo es, se trata de un ser carente de emociones. Si no ha habido tal reemplazo, y sólo es imaginado por alguien, se trata de un trastorno psicótico, conocido como Síndrome de Capgras. El caso de Charles Dexter Ward de Lovecraft, es paradigmático sobre el tema del impostor.

Estas divisiones convierten a los personajes en símbolos que representan elementos categóricamente distintos u opuestos, mientras que en las fusiones, elementos contradictorios son amalgamados en un mis símbolo que los contiene. Condensación y división permiten proyecta temas de lo intersticial, contradicciones culturales e impureza.

C) Magnificación

Para causar horror, podemos tomar una criatura real, asociada a un sentimiento de repulsión, o que tenga características desagradables desde un punto de vista de nuestra cultura, y aumentar su tamaño considerablemente. Arañas gigantes sería la elección más obvia. Las arañas son criaturas que causan repulsión a la mayoría de personas incluso en su tamaño original. Aumentar sus dimensiones, incluso al tamaño de un perro, por no decir al de un edificio, tiene el poder de aumentar el horror que se experimenta. Un ejemplo de una araña más grande de lo normal, aunque no colosal, se encuentra en «El fresno» de M.R. James, y en «Entorno de cemento» de Brian Lumley, hay unos gusanos enormes.

  • Reducción. Una variación es la reducción, como lo demuestran los relatos sobre duendes y elfos malignos, o «El almohadón de plumas» de Horacio Quiroga, donde se toma la típica figura del vampiro y se la reduce al tamaño de un insecto.
D) Multiplicación

En lugar de tomar a estos seres y hacerlos gigantes, se trata de multiplicarlos en número. La masa de estas criaturas se convierte en el monstruo. Ataques de arañas, hormigas, langostas y ratas, se cuentan entre las más populares. Estas hordas no sólo causan angustia por su naturaleza repulsiva, sino que son movidas por una inteligencia maligna que parece buscar la aniquilación de los seres humanos. El relato «Las ratas en las paredes» de Lovecraft viene a la mente, al igual que «La voz en la noche» de Hodgson, donde unos hongos malignos brotan por todas partes y amenazan con cubrir la totalidad del mundo.

E) Metonimia del horror (horrific metonymy)
Abominations of Yondo by Loneanimator
Abominations of Yondo by Loneanimator

El monstruo no necesita ser repulsivo en sí mismo, basta con que se relacione con seres y objetos repulsivos para causar horror. El conde Drácula es una figura que, físicamente, no parece anormal, y en algunas lecturas puede incluso parecer seductor, pero se rodea de ratas y otras criaturas nauseabundas, lo que es suficiente para volverlo repulsivo por asociación. En El juego de las maldiciones de Clive Barker, el monstruo tiene una apariencia normal, pero su asistente es un zombi que a lo largo de la novela atraviesa por un proceso de putrefacción que lo va consumiendo más y más. En «Las abominaciones de Yondo» de Clark Ashton Smith, el monstruo es el desierto de Yondo que, aunque no se trata de un ser vivo, se vuelve causa de horror por su asociación con toda clase de abominaciones, como insectos color cadáver que persiguen al protagonista, hasta la criatura sin ojos parecida a un perro y a la vez a una araña, que trata de cazarlo usando el olfato.

3. A modo de conclusión

Un monstruo debe ser, por default, amenazante, esto se consigue haciéndolo peligroso. Un monstruo puede ser, además, impuro. La impureza es lo que convierte a un monstruo en un monstruo de horror. Esto se logra a través de: Fusión y fisión, que permiten la creación de biologías de horror; magnificación y multiplicación, que son formas de aumentar el poder de criaturas ya asociadas a sentimientos repulsivos y de rechazo, y la metonimia del horror, que es una forma de enfatizar la naturaleza impura de una criatura asociándola a los seres y objetos denostados. Los monstruos de la literatura de horror son un compuesto de peligro y asco.

Algunas de las criaturas más interesantes, son las que utilizan más de una de estas categorías. En el ya mencionado «Las abominaciones de Yondo» no sólo tenemos la metonimia del horror al asociar el desierto con seres repulsivos, también tenemos la multiplicación al multiplicar los horrores con los que se encuentra el protagonista. Del mismo modo, Drácula no sólo es un ser repulsivo por asociación a ratas y arañas, también incurre en la fusión al ser un muerto viviente, y en la fisión temporal, al convertirse en lobo.

El proceso de análisis de las criaturas de horror en la literatura, se puede revertir para hacer una síntesis, y en manos de un autor, esa síntesis puede cobrar la forma de un monstruo perdurable o, al menos, interesante. Crear al monstruo puede ser el más importante de los pasos para escribir un cuento. Compartan con nosotros los monstruos que han creado con esta técnica, o también sus propias técnicas para crear criaturas horripilantes.


En «Matango» y otros cuentos incluidos en El país de noviembre, encontrarás varios ejemplos de mostruos construidos con esta guía.

Conoce otros aportes de Lovecraft a la literatura.

«Inflorescencia«, un ejemplo distinto de fusión.

10 respuestas a «Cómo hacer un monstruo»

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