El (continuo) asesinato de Elena Garro

Elena Garro fundó el realismo mágico en la literatura. Su primera novela, ya bien enmarcada en este nuevo género a la vez tan universal, tan latinoamericano y tan mexicano, Los recuerdos del porvenir, fue merecedora del premio Xavier Villaurrutia (1963), en un empate con La feria de Juan José Arreola. Esta novela de Elena fue leída por Gabriel García Márquez, quien en un descuido del todos, se robó («plagio» es el término jurídico; de inspiradora, ¡nada!) todo lo esencial para escribir Cien años de soledad. En el teatro, no sólo inventó el realismo mágico, también se adelanta a Eugene Ionesco y el teatro existencialista y del absurdo. Tuvo una importante trayectoria como periodista, donde expuso la corrupción del gobierno y el abuso de autoridad de la institución carcelaria para mujeres.

«Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, insiradora de García Márquez y admirada por Borges». Foto: Camila Paz Obligado

La editorial española Drácena lanzó recientemente una nueva edición de la excelente novela Reencuentro de personajes, de la que sin duda es la mejor escritora mexicana de todos los tiempos. Una nueva edición de la obra de Elena es motivo de alegría y celebración, tomando en cuenta los grandes logros de esta autora y el poco reconocimiento que aún tiene.

Pero yo no estoy celebrando. No esta vez. Y el motivo es de índole editorial. ¿Ya vieron la cinta promocional que abraza al libro? ¿Ya leyeron lo que dice? ¿Ya sienten la indignación, el encono?

No es que sean del todo irrelevantes, pero sus relaciones, buenas o malas, con otros escritores son circunstanciales y poco tienen que ver con su calidad como escritora (incluso si de esas relaciones se tiñe buena parte de su obra narrativa y dramática), que es lo que realmente cuenta y en lo que debemos enfocarnos. Cuando menos, estos méritos no deben ser omitido incluso si menciona su amistad o enemistad con ciertas vacas sagradas.

¿Y ya leyeron la sinopsis que la propia editorial usa en su sitio web para promocional el libro? Cito:

Reencuentro de personajes germina del odio que Elena Garro le profesó desde su divorcio y de la forma más irritante posible a su exmarido, el Premio Nobel Octavio Paz.

Se habla del odio irritante que la autora sentía por el poeta, pero nada se dice de la violencia de que ella era víctima a manos de él, bien documentada en la excelente investigación de Patricia Rosas Lopátegui, El asesinato de Elena Garro. ¿De verdad es peor ser una mujer irritante (cualquier cosa que eso signifique; yo lo entiendo como «mujer que se queja y no acepta el trato que le da otra persona») a ser un hombre golpeador, violador y hasta asesino? Porque eso es lo que la editorial da a entender con este texto.

En serio, mundo, deja de seguir asesinando a Elena Garro y a todas las mujeres.

Aquí vemos a una irritante Elena Garro haciendo sufrir terriblemente a un pobre Octavio Paz
Aquí vemos a una irritante Elena Garro haciendo sufrir terriblemente a un pobre Octavio Paz

Actualización: En las últimas horas, la editorial informó que pedirá a las librerías que retiren la cinta promocional. Ésta medida es correcta, no podía obviarse, pero eso no repara el daño, pues esa cinta no debió existir nunca, y para haber llegado a ese punto debió pasar no por menos de tres manos: el redactor, el corrector y el editor que dio la aprobación, y posiblemente más personas. El problema no es la cinta, el problema es la tan arraigada misoginia que existe en la cultura, que todo lo permea. Es tan incidiosa que incluso entre tres personas (tal vez) no fueron capaces de ver lo que es tan claro: La importancia de una autora no radica en quién fue su pareja o su amante.

Actualización: Asimismo, la editorial eliminó de su sitio web, el texto donde decía que Elena Garro escribía sólo por odio a Octavio Paz, llamándola una mujer irritante. Sin embargo, ese texto puede leer en las solapas del libro y en distintos medios que lo han reproducido.

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